La
salida al Masparro -tercer mes de experiencia dentro del noviciado- resulto una
novedad; conocer los llanos de Venezuela, sus costumbres, paisajes propios del
Edén y en el medio de aquella “zona bendita” ver y sentir un Fe y Alegría que
quiere ser una opción para los Muchachos de las zonas cercanas. La Disposición de ayudar y de vivir allá se quedó
corta al encontrar unos jóvenes que sabían que íbamos, nos preguntaban por los novicios con nombre y
apellido y querían incluirnos en su rutina. Ir a sus clases, que me enseñen a
usar las cosas del campo y que se extrañen que un “Chamo tan grande” no sepa
las cosas tan básicas para ellos, me recordaba a San Ignacio que se hizo uno
con los niños para aprender, pero esta vez, con la alegría y el “Chalequeo” que
nos caracteriza como venezolanos. Me enseñaron la apertura sincera y sin
prejuicios, que confía en el otro sin buscar mayor razón.
Despertarme
con el sonido de pájaros, comer mangos y guanábanas cuando quisiera y ver las
vacas “dando leche” en un proceso que era desconocido por mí, me ayudó a
valorar mucho más la naturaleza y el Trabajo del Hombre que tanto se dice pero
poco se conoce. Como el que vive en el campo ama y trabaja su tierra, hace el
mayor trabajo en la producción de alimentos, y contradictoriamente este trabajo
de campo es tan mal pagado por una cadena de producción que no los favorece en
lo absoluto, pero aun así cada día se levantan con ganas de que esta tierra,
Venezuela, produzca y de muchos frutos.
Trabajar
y compartir con las Hnas. Misioneras de Jesús, con una historia tan ligada a la
provincia de Venezuela y las obras que aquí compartimos, me hizo disfrutar y
sentirme parte de estos 100 años que juntos vamos construyendo, y constatar que
ha sido realmente lo que he escuchado, una historia compartida junto a tanta
gente que quiere seguir a Jesús, para hacer de este mundo un lugar con
oportunidades para todos, y con inclusión, especialmente para los más
desfavorecidos de este país que en medio de las situaciones actuales, quiere
ser esperanza y signo de fe.
Jesús
Urribarri SJ
Fue bueno tener por el Masparro Jesús, siempre serás bienvenido y recordado por dejar huellas en nuestros "chamos". Saludos.
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