Wednesday, June 1, 2016

EL FUEGO DEL ESPÍRITU SANTO EN EL BARRIO DEL TOSTAO

La comunidad del noviciado Jesuita San Pedro Claver fue invitada por la Hermana Norma Uzcátegui de la comunidad religiosa Esclavas del Divino Corazón a participar de la Vigilia de Pentecostés  en la zona del Tostao, ubicada al oeste de Barquisimeto.

El pasado sábado 14 de Mayo, vivimos la experiencia de Pentecostés. Actividad que nos congrega como iglesia para confirmar en nuestras vidas la presencia del Espíritu Santo. La Vigilia comenzó con la Eucaristía en la parroquia Sagrada Familia de Nazaret, estuvo presidida por el Presbítero Oswaldo Araque y organizada por el grupo Neocatecumenal que hacen vida en la zona. La celebración de la misa fue el espacio para reunir a los grupos apostólicos de la parroquia, en ella estuvieron presentes: laicos, matrimonios, jóvenes, familias,  las distintas pastorales y los grupos religiosos del sector, entre ellos destacan: Las Esclavas Del Divino Corazón, La Asociación de Fieles Alegría y Esperanza.

La celebración Eucarística nos introduciría a lo que viviríamos en la experiencia de la Vigilia de Pentecostés. Como comunidad de fe, oramos juntos, cantamos, escuchamos la palabra de Dios, acompañamos a 8 jóvenes en la confirmación de su fe. Terminada la misa, el grupo de laicos, jóvenes y comunidades religiosas, nos montábamos en un bus que nos llevaría hasta el colegio Fe y Alegría Cardenal Marcelo Spínola, sus instalaciones están allí en el Tostao, la cual dirigen las hermanas Esclavas Del Divino Corazón. No era un bus cualquiera, pues en él iba sentida parte de  la juventud del barrio, de nuestra Iglesia, una muchachada repleta de alegría, de esperanza, cargando en sus manos la biblia, la guitarra, las pancartas, las cámaras fotográficas que recogerían la experiencia del momento. Nuestra algarabía iluminaba el camino oscuro del sector, se sentía la presencia de una iglesia alegre y joven, que hace bulla en lo taciturno del barrio.

Al llegar al colegio, dimos gracias a Papá Dios con un canto, en donde cada muchacho podía expresar su acción de gracia y juntos reconocimos  la vida, y con ella: la familia, el barrio, el trabajo y tanta gente que quiere construir una mejor sociedad. Seguidamente hicimos dinámicas en donde saltamos, reímos a carcajada, chocamos nuestras manos, dijimos nuestros nombres y comenzamos hacer un ambiente de familia, familia que estaría en Vigilia, en oración, en adoración al Santísimo, en canto, en dinámica y en formación, reconociendo la acción del Espíritu Santo en esta pequeña comunidad de fe.

En los espacios formativos de la Vigilia se desarrolló la temática en base a la Trinidad Santa, haciendo mención a la figura de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Los espacios de formación estuvieron a cargo de: Jesuita, la Sociedad de Fieles Alegría y Esperanza y los Laicos Spínola, quienes con creatividad desarrollamos la temática escuchando al grupo de jóvenes en su experiencia e inquietudes con respecto al tema, lo cual permitió ampliar la formación de todos los congregados.

Por otra parte, tanto las comunidades religiosas y de Laicos Asociados comentaron de su experiencia vocacional, resaltando en primer lugar el llamado a la vida, y como desde ese deseo profundo de vivir se hacen opciones para servir y amar a Dios en medio de la cotidianidad. Cada experiencia estuvieron marcadas de anécdotas que reflejan el modo particular de como Dios nos llama e invita desde lo que somos.  

La Vigilia culminó el día domingo 15 de Mayo  a las 6:00 de la mañana en torno a la encendida de la fogata, como símbolo de la luz de Cristo, que irradia al mundo con el valor del amor que vence al miedo y la duda, y nos amplía el horizonte, y junto al fuego se evidencio el deseo de ser y hacer una Iglesia marcada profundamente por la alegría y la esperanza encarnada en una comunidad joven que no quiere quedarse en una quietud cobarde y en una inactividad estéril. Fuimos testigos en compartir al lado de una juventud que reconoce el valor del Espíritu Santo como  fuente de energía que nos capacita para seguir a Jesús.

Lo vivido nos invita a construir una Iglesia joven capaz de iluminar con la presencia del Espíritu Santo lo oscuro del camino, a vivir nuestra juventud con un corazón enardecido  con la llama ardiente de la vida y del amor,  sintiendo y gustando  la llama extraordinaria del Espíritu Santo, y desde esa llama ser hombres y mujeres con un fuego capaz de encender otros fuegos, otros corazones, que laten y vibran por la vida, que se muestra en el día a día, en el  abrazo, en la risa, en  un te amo, en lo solidario, en lo plural de nuestras vidas que rescata el sentido de familia y nos permite llamarnos, reconocernos y sentirnos hermanos.  

Francisco Serrano SJ

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