Del 14 al 15 de mayo
tuve la oportunidad de participar en una Vigilia juvenil que se realizó en la
casa de Ejercicios Espirituales de San Javier del Valle en el estado Mérida. En
el evento se contó con la presencia de más de 100 jóvenes pertenecientes a
diferentes colegios y grupos de la región e incluso de otros estados. La noche
giró en torno a animaciones, juegos, conciertos, conferencias y bailes, que nos
permitieron vivir de manera animada y enérgica la espera de Pentecostés.
El tema central de la Vigilia
fue el Año Santo de la Misericordia. Este fue presentado a través de 7 espacios
de ponencias con diferentes laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas que
explicaban de manera dinámica y entretenida una obra de misericordia espiritual
y una corporal, intercalando entre cada estación juegos y desafíos para lograr
un ambiente de compartir y amistad. Cada ponente buscó relacionar el tema
expuesto con la situación social, política y económica del país. Mostrando un
panorama aterrizado de la realidad y una posible respuesta enmarcada en el amor
de Jesús, la entrega generosa y la necesidad, cada vez mayor, de construir una
juventud, comunidad, sociedad más justa, igualitaria y solidaria.
Al final de la noche se
quiso cerrar este espacio de formación, compartir y espiritualidad
exteriorizando un poco lo experimentado, para esto se organizó una visita a un
hospital de Mérida y se les entregó a cada paciente, familiar y personal médico
de diferentes áreas del centro hospitalario un desayuno, este iba acompañado de
la mejor sonrisa y las más sentidas palabras de apoyo, que –aun después de una
larga noche de celebración y juegos- expresaban de manera auténtica las
vivencias y sentimientos que cada joven había experimentado en el encuentro con
Jesús y con su Espíritu que se convierte en motivo de ánimo, fuerza y valentía.
Disfruté compartir un Pentecostés
diferente con un grupo de jóvenes que se sienten parte fundamental de esta
Venezuela, que requiere cada día más personas comprometidas con el servicio,
prestas para las necesidades de los otros, deseosas del amor, la justicia, la
entrega que solo nacen de Papá Dios y que nos mueven a trabajar por lo que
creemos y queremos.
Juan
Hellburg SJ

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