Testigos todos de una larga historia
En la ciudad crepuscular, el Día de San Ignacio de Loyola
arrancó con una celebración en las instalaciones del Noviciado Jesuita San
Pedro Claver y terminó con otra en los espacios de la parroquia Jesús de
Nazaret, ubicada en el oeste de Barquisimeto y encomendada a la Compañía de
Jesús.
Durante la mañana del 31 de julio, hermanas y hermanos de La
Carucieña, de la parroquia Jesús de Nazaret, de las comunidades rurales de Padre
Diego y Piedra Colorada, de Fe y Alegría, del Centro Gumilla, de las
Comunidades de Vida Cristiana (CVX), las hermanas de Vorselaar, los padres
orionistas, y demás amigos, colaboradores y bienhechores, se unieron a la
comunidad del Noviciado Jesuita para conmemorar juntos este día.
Un elemento quedó claro durante esta festividad: el espíritu
de este hombre visionario, fundador de la Compañía de Jesús, continúa presente
en el mundo entero, inspirando a hombres y mujeres que desean vivir de cara a
Dios.
La eucaristía y el almuerzo, los dos momentos centrales de la
celebración que se llevó a cabo en el Noviciado, fueron espacios propicios para
que los asistentes pudieran conocerse o reencontrarse y, al mismo tiempo,
compartir fraternamente su experiencia de fe cristiana y el legado que Ignacio les
ha dejado para sus vidas.
El padre Fidel Torres, quien presidió la eucaristía acompañado por los padres orionistas Teófilo y Séptimo, destacó durante su homilía varios elementos que hoy forman parte de la herencia dejada por San Ignacio: su identificación con la persona de Jesús de Nazaret, una espiritualidad que nos invita a comprometernos con la vida, la necesidad de seguir contemplando nuestra dura realidad a la luz del evangelio y la pertinencia que tiene hoy preguntarnos quién es Jesús para nosotros, una interrogante que transformó la vida de este “vasco universal” y que ha transformado y puede seguir transformando nuestra propia vida.
El padre Fidel aprovechó la oportunidad para agradecer a
todos los presentes el hecho de compartir ese espíritu que Ignacio imprimió en
la Iglesia y en la humanidad. “Gracias a todos ustedes por compartir este
espíritu y esta amistad que nos une desde diferentes servicios”, dijo. Al mismo
tiempo expresó su deseo de que “San Ignacio nos siga ayudando a experimentar a
un Dios cercano”.
En la celebración que tuvo lugar en la parroquia Jesús de
Nazaret participaron jóvenes, adultos y abuelos que, desde hace años, han
vivido en comunicación con Dios desde la propuesta espiritual de Ignacio de
Loyola. Durante la misa, el párroco Jorge Ulloa, que presidió acompañado por
los padres Fidel Torres y Johnnathan Giménez, contó también con la compañía del
padre Gabriel Peña y del diácono Alfonso Rojas Rojas, del Seminario Divina
Pastora. El padre Ulloa resaltó la disponibilidad
que siempre mostró Ignacio para ponerse en las manos del Dios de Jesús.
Eternamente agradecida a los jesuitas que me salvaron la vida. !Felicidades!
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