José Manuel Gómez González
Jesuita
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| Jóvenes misioneros |
La alegría y la esperanza con que todos terminamos el campamento son frutos de esa fértil comunidad en la que llevamos a cabo la misión.
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| Tapa de Piedra |
El objetivo principal de este
espacio llamado “CAMPAMENTO TRABAJO” fue acercar a estos muchachos a las
labores que desarrollan las familias del lugar para que en medio del esfuerzo
diario encuentren al Dios Bueno y Solidario de Jesús.
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| Extracción de piedra laja |
La jornada comenzaba muy
temprano para caminar o tomar el transporte hasta los lugares de trabajo; allí extraían laja de la montaña, preparaban la piedra laja para la venta, limpiaban
la pollera, ayudaban en los sembradíos de tomate o colaboraban con el
mantenimiento de espacios comunitarios. Estas eran las labores que se realizaban hasta el mediodía cuando regresaban los misioneros a la escuela (lugar de acampada) para la hora del almuerzo. En las tardes se preparaban las
actividades para presentar a las familias del sector y al final del día nos
encontrábamos para facilitar el material preparado o para la celebración de la
eucaristía.
El tema que encaminó dichas actividades e incluso nos guío para
escoger las lecturas para evangelizar fue el RESPETO. También, tuvimos un día
completo para visitar las casas y hacer la bendición de las familias y los hogares; otro momento interesante fue acompañar al pueblo a subir el “Cerro la
Cruz”, una escarpada montaña en donde se encuentra una antigua cruz misionera y
desde donde se puede contemplar y agradecer a Dios por el regalo de la
creación.
En vísperas de nuestros votos de bienio, para Erick y para mí fue un reto acompañar a estos jóvenes que inician con mucho
ánimo su experiencia de discernimiento y con deseos de estar atentos
a la voz del Padre de la vida y del amor.
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| Cerro la Cruz |
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| Encuentro comunitario |
Agradecemos a todas las personas
que hicieron posible este campamento, especialmente a todas las familias de
Tapa de Piedra por su participación y disposición. Pedimos a María, nuestra
Madre, que los haga siempre conscientes del fértil terreno que como comunidad
son; la alegría y la esperanza con que todos terminamos el campamento son fruto
de ese regalo de Dios. También, a María pedimos para que estos jóvenes
misioneros se atrevan a seguir e imitar siempre los pasos de su Hijo.
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