De la ciudad crepuscular
A la marquesa
fui a laborar
En un viaje sin igual
Disfrutando la sabana camino a Libertad.
Mirando los esteros me pude deleitar
Con calor, a Dolores pude llegar
Esperando que me fueran a buscar
Porque el Picure era el destino final.
La sabana en su inmensidad
Es una pequeña parte de lo que DIOS me puede amar
Escuchando las aves cantar
Con tanto cariño me pudieron recibir
Que traspasaba los cultivos de maíz
Y de una vez me puse a laborar por ahí
Confiado en el Señor que me iba a asistir.
Tan maravillado por el reverdecer
El ruido del araguato al amanecer
Y por supuesto el canto de las corocoras y pericos al
atardecer
Hasta ver el Sol esconder.
No podía dejar al loro real
Viéndolos volar en las palmas de par en par
Que anunciaban lo feliz que iba a estar
Por encontrarme con tal melodía en su cantar.
Muchas cosas por emprender
Porque en mí pudieron creer
Por talentos que de mí lograron emerger
Sabiendo que DIOS los pudo entretejer
Desde el día en que este mundo me vio nacer.
Todas las mañanas podían empezar
Sintiendo la compañía de Jesús, aquel amigo en el
que me podía fiar
Para ir a la faena del arte de ordeñar
Escuchando a lo lejos los becerros contentos ya que
iban a mamar
Y por supuesto las vacas porque iban a amamantar.
Qué bonito es presenciar
Ayudando al obrero y al estudiante laborar
Todas las mañanas en la tarea de limpiar
La vaquera donde el becerro se encuentra con su
mamá.
Entrando el verano pero con poca intensidad
En la sabana poco pasto se podía observar
Y a todos los animales que en los lejanos potreros
se podían encontrar
Hasta allá las pacas de heno se le iban a llevar
Para que su hambre pudiera saciar.
También estuvo María
Como una madre acompañándome en el día a día
Ayudándome a transcender la monotonía
Hacia una labor que en mi corazón yacía
Con total entrega y alegría.
Que hermoso es poderse dar
Más allá de lo formal
Es con total gratuidad
Recordando lo que gratis me dan
Gratis voy a dar.
Entre hojas de teca en la reserva forestal
Sintiendo aire fresco que Jesús me podía regalar
Viendo las rolas de caoba en un caminar
Así es el Señor de fuerte que no me deja
resquebrajar.
No importaba el tiempo y lugar
Estando atento a la necesidad
Con calor, frio, lluvia u oscuridad, de día o madrugá
El carro iba a manejar para llevar al enfermo al
hospital
Y algún profesor para otra actividad.
La sonrisa de un niño no se puede pagar
Cuando le brota desde su espontaneidad
Mostrando su inocencia al trabajar
Porque lo hace con total gratuidad.
Eficacia y eficiencia un reto al enseñar
Para llenar un vacío en la escolaridad
Más allá de un tema que pudiera dar
Era explicar un contenido que pudiera llegar.
Un mensaje que pudiera llegar
Por supuesto que lo pude lograr
Pero cabe muy bien destacar,
Que fue gracias a DIOS por su infinita bondad
Que los estudiantes el contenido lo lograron
asimilar.
Un compartir de saberes entre hombres y mujeres
Hizo amenas las clases, matizadas de lindos colores
Plasmadas en un lienzo con muchos arreboles
Que se quedan grabadas en los grandes robles.
Naturaleza y oración, tremenda conexión
Experiencia única que llevo en mi corazón
Que mucho le agradezco a DIOS.
Gerson Durán Nossa
Novicio Jesuita
Gerson Durán Nossa
Novicio Jesuita
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