Mi pastoral me toca realizarla en los
sectores de Padre Diego y Yacurito de Pavia los fines de semana. Allí, junto
con mis otros compañeros del noviciado, visitamos los diferentes hogares y
casas de la comunidad, conversamos con ellos, damos la comunión a las personas
mayores y enfermos, damos catequesis de primera comunión y confirmación, y
celebramos la Palabra los días sábado (en Padre Diego) y domingo (Yacurito). Es
importante destacar que nosotros nos quedamos esa noche del sábado en estas
comunidades.
Esta pastoral para mí es muy importante,
ya que me permite tomar contacto con las realidades de esas comunidades,
escuchar y convivir con las personas del lugar y sentir sus necesidades. A
pesar de que pertenecen al municipio Iribarren de Barquisimeto, están en un
ambiente rural, donde viven de la siembra y la cría, además escasean los
servicios: los teléfonos, el agua y el transporte.
Sin embargo, las personas nos reciben
con gran cariño, alegría y esperanza. Nos esperan con entusiasmo cada fin de
semana, y desde su humildad nos abren las puertas de sus casas, nos invitan a
comer y compartir junto a ellos. Allí probé por primera vez el chivo, el jugo
de semeruco, y siempre nos dan un desayuno muy venezolano (arepas con
aguacates, queso, caraotas y tajadas); pero lo que me encanta es la vista
nocturna del firmamento en la noche. Por todo lo anterior, surge en mi corazón un
gran afecto y amor por todas las personas que nos reciben, naciendo en mí un
sentido de responsabilidad y compromiso con ellos. Son una nueva familia que
Dios me ha regalado, y por eso le doy gracias a Dios por darme la oportunidad
estar allí con ellos y conocerles.
La salida que nos invita el Papa
Francisco es esto: salir de nosotros mismos hacia el encuentro con el otro.
Quizás al principio tengamos un poco de miedo, pero si nos abandonamos a Dios,
a Jesús, tendremos la fe y esperanza para hacer ese viaje, y esto es lo que
nosotros transmitiremos a todas las personas que toquen nuestro corazón. Es por
esto que siempre trato de dar un mensaje de esperanza a todas aquellas personas
que nos reciben con sus corazones abiertos. No tengamos miedo de salir, de
hacer el viaje, porque Dios estará con nosotros, y nos dará infinitas gracias y
regalos, solo debemos estar atento a la sencillez y humildad en que se nos
expresa. Oscar Pimentel NSJ
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