
Cada
celebración de la palabra, cada encuentro después de ésta, la visita a las
familias, llevar la comunión, las conversaciones diarias, hacen de nuestras
visitas a Tapa – como cariñosamente le llamamos – únicas, pues en ellas
logramos ver el rostro humano, cercano y fraterno de Jesús, es allí donde el
evangelio se hace carne, donde Dios pone su mirada y permite que como hermanos
logremos construir el reino tan anhelado. Hace poco celebramos las primeras
comuniones, fue éste un espacio para compartir la fe, para ver como Dios actúa.
4 niñas que después de un año de preparación y de descubrimiento de la persona
de Jesús, con ansias y alegría pudieron recibir el sacramento que nos hace uno
con Cristo.
Tapa
de piedra es un lugar escondido, lejano, de difícil acceso, sencillo y humilde,
pero con una riqueza que no puede ser definida, medida o tan siquiera
imaginable. Este caserío es sitio de misión donde no solo se va a llevar a
Dios, sino que también a encontrarlo, y esto último es lo que pasa con más
frecuencia. Dios habla a través de la
gente, de los paisajes, de los testimonios, de las historias, de la música, de
la vivencia cotidiana, del trabajo y de la Fe. Tapa de piedra es un lugar
escondido donde encuentras más de lo que buscas y donde recibes más de lo que
das. Dios nos llama a estar allí con quien Él quiere que estemos, y gracias a
Él a nosotros nos llamó a estar en Tapa. Riderson Suárez NSJ
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