El Noviciado Jesuita San Pedro Claver
fue invitado a participar en el Encuentro Nacional Universitario Ignaciano que
se desarrolló en el estado Mérida contando con la participación de 180 jóvenes.
La actividad se llevó a cabo del 16 al 20 de agosto, en las instalaciones del
colegio internado Fe y Alegría San Javier del Valle. Un ambiente natural que en
estos cuatro días tuvo al Pico Bolívar como fiel observador de las ideas,
pensamientos y sentimientos de la juventud venezolana. El día martes desde
tempranas horas comenzaron a llegar jóvenes de las distintas zonas del país
colmando cada espacio del colegio en alegría y esperanza.
Entre risas y aplausos cada chamo
estrecho su mano para acercarse y saludar a todos los presentes, lo cual generó
un clima de bienvenida y acogida a toda esta Juventud que forma parte de las Obras
de la Compañía de Jesús en Venezuela. Entre cantos, juegos y disposición se
recibieron a los chamos de los Institutos Universitarios Jesús Obrero de Catia,
Petare, Guanarito, Barquisimeto y Maracaibo, jóvenes del Movimiento Juvenil
Huellas, los jóvenes de las Universidades Católicas del Táchira, Andrés Bello
de Caracas y Guayana, la juventud de las Parroquias San Alberto Hurtado de la
Vega y San Ignacio de Loyola de Maturín, jóvenes de la comunidad San Javier del
Valle de Mérida, jóvenes del Centro de Espiritualidad y Pastoral de los
Jesuitas, la Pastoral Vocacional y el Noviciado de la Compañía de Jesús en
Venezuela.
La juventud presente se distribuyó en
cuatro grupos, los cuales se identificaron con los nombres de jesuitas que han
generado un aporte significativo para el continente americano y la región
venezolana. Entre ellos destacan: Ignacio Martin Baró e Ignacio Ellacuria, “Mártires del Salvador, quienes dedicaron
la mayor
parte de su vida a la investigación y al trabajo por transformar la difícil
realidad social y política que vivía Centro América”.
Jesús María Olaso, “quién en Venezuela fue un arduo luchador a favor de los
Derechos Humanos y la justicia social con un gran sentido de servicio a las
comunidades más necesitadas”,
y el Hermano José María Korta “figura
misional de notable encarnación con la cultura indígena venezolana donde
brillan la creatividad de los recursos, la agudeza de las motivaciones y el
heroísmo de su entrega personal”.
Cada día tuvo sus similitudes y
diferencias. Entre las semejanzas resaltamos que cada experiencia comenzaba y
terminaba con la oración, un espacio para encontrarnos con la palabra de Dios
presente en nuestro accionar y en el deseo profundo de expresar los
sentimientos y anécdotas que nos acompañaban durante la jornada.
En lo diverso destacamos que el día
miércoles estuvo marcado por la profunda escucha de la Juventud, por boca de
ellos pudimos conocer sus pensamientos,
ideas, sueños y retos, así como sus propuestas de alternativas y soluciones,
que permitan el establecimiento de capacidades efectivas y ajustadas a sus
necesidades reales como ciudadanos y futuros profesionales del país.
El día jueves se desarrolló un conversatorio con expertos en cada
área de referencia: Economía, Religión, Educación, Cultural, Social y Político.
El conversatorio se orientó junto a los jóvenes en la búsqueda de alternativas
y propuestas que nos permitan la reconstrucción del país. Cada ponente habló
a los jóvenes acerca de las distintas problemáticas que hoy nos preocupan y nos
convocan para ocuparnos a partir del diálogo como herramienta reconciliadora
que permita reconocernos desde la fraternidad, la necesidad de aprender
acompañarnos desde la ciudadanía, de formar nuestra interioridad con
pensamiento crítico e instrumentos humanizadores capaz de brindar respuesta a
nuestra realidad, la invitación como futuros profesionales a fortalecer la
institucionalidad, sentirnos parte y protagonista del desarrollo que agrupa a
una familia que se llama Venezuela, a vivir mi compromiso, y nuestro
compromiso, con la dignidad humana y los derechos del hombre, la importancia de
fortalecer los hábitos culturales y hacerlos tan propios
que contribuya al desarrollo espiritual.
En la noche
del jueves cada joven por grupos de trabajo pudo Compartir su Fe, aquello en lo que cree. Su Esperanza,
por lo que apuesta. Su Caridad en aquello que ama, que le da sentido a su vida,
a lo que no renunciaría. Cada palabra expresada en este espacio estuvo cargada
de emoción y raciocinio que tiene que ver con todo lo que ha sido el compromiso
de esta muchachada con el país, es aportar la experiencia de juventud, la voluntad, fuerza
e ímpetu para seguir construyendo un país de oportunidades. Seguido de ello la
juventud bailó con la presentación al ritmo de la música campesina de la región
andina, y vibró con la exhibición artística del Padre Jesuita Dizzy Perales y el
joven Jhon quienes presentaron una obra de teatro haciendo uso de la acrobacia
en telas, además del entretenimiento, la muestra teatral nos invitaba amar lo
que hacemos con corazón apasionado, a enamorarnos de lo que nos gusta y vivir
profundamente enamorado reinventándonos diariamente.
El día viernes estuvo marcado por ser una mañana de Retiro Espiritual,
los jóvenes nos trasladamos desde el colegio hasta la Casa de Ejercicios San
Javier del Valle, fue un encuentro a la luz de la oración en donde tuvimos la
oportunidad de repasar de manera pausada y particular toda la información
recibida y compartida durante los días anteriores. Un momento de encuentro
personal con el Dios de Jesús en donde nos sentimos invitados a oír, ver,
olfatear, gustar, sentir y reflexionar lo significativo del encuentro. El retiro
terminó a medio día alrededor de la cascada, ícono característico de la casa,
rezando todos juntos la oración de ofrecimiento de San Ignacio de Loyola. En la
tarde del viernes escuchamos al Padre Arturo Peraza Provincial de los Jesuitas
en Venezuela, quien compartió acerca de los retos de la Compañía de Jesús en la
Venezuela de hoy, en lo cual hizo mención a la importancia de fortalecer el
acompañamiento y la formación juvenil desde la espiritualidad ignaciana, la
cual permite reconocer al joven como sujeto activo en el trabajo compartido de
la misión de Cristo capaz de promover la justicia social y la dignidad humana.
En la noche del viernes compartimos como familia la Eucaristía,
cada obra de la Compañía de Jesús presentó ante el altar su acción de gracia,
su petición, su canto, su deseo de seguir haciendo un país distinto. A la luz
de la celebración eucarística en conmemoración de San Alberto Hurtado, el Provincial
invitó a los jóvenes a reconocernos hermanos sin frontera, a transformar la
muerte en vida, a seguir creyendo en
esta gran familia: Venezuela, seguir dándonos y formándonos para captar el
cambio ideológico y cultural del tiempo que hoy nos toca vivir siendo profetas
del presente.
Todo lo vivido se resume en la Esperanza, en la esperanza de esta
juventud que sueña con corazón apasionado, que cree en una verdad que genera
vida, que está dispuesta a amar entregando todo, que apuesta sintiéndose
convencido que nos toca parir la Venezuela humana y fraterna del siglo
veintiuno, que luchamos reconociéndonos desde la hermandad, que seguimos
caminando para trazar el futuro con pasos que construyen presente. Lo
mejor de esa esperanza está representado en esta juventud que en cada instituto,
obra y espacio, cree y trabaja por una Venezuela más solidaria y tolerante, en
camino democrático hacia el progreso, y hacia la paz, capaz de superar la pobreza,
la violencia. En este encuentro nos queda el reto, el compromiso, nuestra
primera acción de ocuparnos en la construcción del país en el cual el anhelo de
un futuro mejor sostiene la lucha cotidiana por la paz y la convivencia.
Pidamos a Papá Dios nos Conceda la Gracia
de poder ser una Juventud constructora
del diálogo y del encuentro, para que juntos edifiquemos un país identificado con el respeto, la dignidad humana,
la verdad, la libertad, la justicia, el compromiso, por el bien común, amando
a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con los más necesitados.
Francisco Serrano SJ
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