Saturday, June 24, 2017

“…Como quisiera que ya estuviese ardiendo.”

Desde el noviciado Jesuita “San Pedro Claver” hemos abierto –desde principios del año escolar- un espacio de compartir, formación y encuentro, con el fin de invitar a chamos y chamas, mayores de 18 años a realizar, desde su propia experiencia personal, un diagnóstico del país, de su relación con su contexto y de cómo papá Dios les habla a través de esto y los conduce a salir al encuentro con los demás. En ese sentido, el pasado sábado 10 de junio se realizó la 6ta convivencia mixta, en ella el tema  tratado fue el discernimiento y la espiritualidad ignaciana, de cara a la necesidad de poder –en medio de la situación actual- hacer una pausa y aprender, desde el silencio y la interioridad, a tomar  decisiones ponderadas bajo la mirada de papá Dios, que nos lleven a amar y servir en todo.

Contamos con la presencia de chamos muy diversos pertenecientes a distintos grupos: Movimiento juvenil Huellas, Encuentro de promoción juvenil, encuentro de jóvenes con Cristo, y otras obras asociadas o cercanas al noviciado como el colegio Marcelo Espínola del Tostao, la Parroquia Cristo Rey, entre otras.  Bajo el lema de “todo el que se acerca se enciende” se promovió el diálogo, personal y compartido, que surge de la propia necesidad de hacernos grandes preguntas, unas que nos cuestionen, que nos reconduzcan y que nos reimpulsen desde la novedad de papá Dios, que según San Ignacio, debemos buscar en cada cosa, para responder con generosidad y gratuidad a las situaciones que nuestra realidad actual y particular nos generan. Para esto, es necesario fijar la mirada en nosotros, en lo secreto de nuestros corazones, donde Jesús habla y dispone; desde allí, estamos llamados a dejarnos encender por él y a mantener ardiendo nuestra familia, comunidad y entorno.

En una Venezuela incendiada de violencia, rencor, odio y muerte, tuvimos la oportunidad de contemplar un fuego que viene de papá Dios y que nos convoca a ser llamas que aviven otros fuegos, unos de reconciliación, diálogo, encuentro y fraternidad. Que nos permitan en torno a la misma hoguera, la que nos reúne como comunidad cristiana, ser capaces de darnos calor, que nazca del evangelio y que procure ser siempre luz para la juventud que, a pesar de la yesca y la leña –porque la hay de sobra- está dejando que se apague la esperanza, la ilusión y las ganas de seguir soñando juntos  este país.
                                               Juan Hellburg SJ

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