Desde el noviciado Jesuita “San Pedro
Claver” hemos abierto –desde principios del año escolar- un espacio de compartir,
formación y encuentro, con el fin de invitar a chamos y chamas, mayores de 18
años a realizar, desde su propia experiencia personal, un diagnóstico del país,
de su relación con su contexto y de cómo papá Dios les habla a través de esto y
los conduce a salir al encuentro con los demás. En ese sentido, el pasado
sábado 10 de junio se realizó la 6ta convivencia mixta, en ella el tema tratado fue el discernimiento y la
espiritualidad ignaciana, de cara a la necesidad de poder –en medio de la
situación actual- hacer una pausa y aprender, desde el silencio y la
interioridad, a tomar decisiones ponderadas
bajo la mirada de papá Dios, que nos lleven a amar y servir en todo.
Contamos con la presencia de chamos muy diversos pertenecientes a distintos
grupos: Movimiento juvenil Huellas, Encuentro de promoción juvenil, encuentro
de jóvenes con Cristo, y otras obras asociadas o cercanas al noviciado como el
colegio Marcelo Espínola del Tostao, la Parroquia Cristo Rey, entre otras. Bajo el lema de “todo el que se acerca se enciende” se promovió el diálogo, personal
y compartido, que surge de la propia necesidad de hacernos grandes preguntas,
unas que nos cuestionen, que nos reconduzcan y que nos reimpulsen desde la
novedad de papá Dios, que según San Ignacio, debemos buscar en cada cosa, para
responder con generosidad y gratuidad a las situaciones que nuestra realidad
actual y particular nos generan. Para esto, es necesario fijar la mirada en
nosotros, en lo secreto de nuestros corazones, donde Jesús habla y dispone;
desde allí, estamos llamados a dejarnos encender por él y a mantener ardiendo
nuestra familia, comunidad y entorno.

En una Venezuela incendiada de violencia, rencor, odio y muerte, tuvimos la
oportunidad de contemplar un fuego que viene de papá Dios y que nos convoca a
ser llamas que aviven otros fuegos, unos de reconciliación, diálogo, encuentro
y fraternidad. Que nos permitan en torno a la misma hoguera, la que nos reúne
como comunidad cristiana, ser capaces de darnos calor, que nazca del evangelio
y que procure ser siempre luz para la juventud que, a pesar de la yesca y la
leña –porque la hay de sobra- está dejando que se apague la esperanza, la
ilusión y las ganas de seguir soñando juntos
este país.
Juan Hellburg SJ
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