Todo jesuita se reconoce «pecador, y sin embargo llamado a ser compañero de
Jesús» (Congregación General XXII, decreto 2º)
Nuestro ser pecadores tiene que ver con la limitación y la fragilidad; con
llevar un tesoro en vasijas de barro; con intentar encontrar respuesta a muchas
tensiones en las que no siempre sabemos acertar (pero lo intentamos).
¿QUÉ SIGNIFICA HOY SER COMPAÑERO DE JESÚS?
Comprometerse bajo el estandarte de la cruz, en la lucha crucial de nuestro tiempo: la lucha por la FE y la lucha por la JUSTICIA que la misma fe exige.
Para seguir a Cristo más de cerca, formamos una comunidad de “amigos en el Señor” donde lo compartimos todo, y nos consagramos a Dios mediante tres votos: Pobreza, Castidad y Obediencia.Así estamos LIBERADOS para compartir, para amar a todos, para estar disponibles. Y Así REPUDIAMOS proféticamente los ídolos que nuestros sistemas siempre están tentados de adorar: dinero, placer, prestigio, poderío.
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