Tuesday, January 16, 2018

Experiencia de Hospital con las Hermanitas Misioneras de la Caridad.

El 9 de diciembre, del año pasado pude hacer maletas una vez más y salir a una nueva misión que me llevaría hacia un nuevo año. Esto sucedería un día después de haber recibido mi título universitario que significó un logro importante para mí como fin de un ciclo. El destino sería "La casa de la caridad" en Cocorote, estado Yaracuy, obra llevada por las hermanitas misioneras de la caridad (de la madre Teresa de Calcuta)  donde atienden a jóvenes con parálisis cerebral.

Llegue mentalizado a trabajar con mucha disposición aunque sin hacerme expectativa del escenario que encontraría. Fui recibido cálidamente por las hermanas, quienes desde el principio nos ofrecieron de lo mejor que tenían y nos consintieron como a sus hijos para  mayor comodidad durante la estadía. La labor consistió en cuidar, vestir, bañar, cambiar y entretener a los jóvenes que allí viven. Mi principal aporte consistió en dar de mi alegría y espontaneidad a los chamos, intentando que los espacios y rutinas tuvieran un toque diario de sorpresa y asombro, algo distinto, me valía de cualquier recurso para lograrlo (disfraces, música, juegos).

Era primera vez que pasaba navidades y fin de año lejos de casa, sin mis familiares y en un ambiente totalmente desconocido, pero definitivamente Dios no se deja ganar en nada, y así,  irónicamente pude vivir la navidad más espiritual de mi vida. La parroquia fue un factor determinante, ya que también hice vida allí ese mes y pude acompañar a la gente en un montón de actividades cargadas de aguinaldos, obras teatrales, conciertos y tradiciones mientras que a la vez orábamos por un mejor porvenir para Venezuela. 

Pude confirmar mi vocación de vivir centrado en acompañar a personas que gastan su vida construyendo mejores entornos, aunque esta vez como un Jesuita. Aprendí de  nuevos carismas religiosos, conocí muchas personas que valen oro, visite lugares acogedores,  y viví momentos intensos, que hoy se traducen en nuevos aprendizajes; por ejemplo: Aprendí a comunicarme con personas que no hablan; a estar cerca de mi familia en la distancia y a ser testigo una vez más de las abundantes gracias de Dios quien se hace Paz y Luz en medio de la oscuridad.

                                                                                                                                    Pedro Bravo NSJ

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