Una respuesta al llamado que Dios nos hace

Momentos emocionantes se vivieron este sábado 6 de septiembre de 2014 en los espacios del noviciado jesuita San Pedro Claver, ubicado en Barquisimeto, estado Lara. Isaac Velázquez, después de dos años como novicio jesuita, en compañía de muchos seres queridos, hizo votos de castidad, pobreza y obediencia frente a Jesús Eucaristía.
Junto a todas las personas que
gustosamente asistieron a este encuentro de comunión, una llovizna matutina y
el sol radiante del mediodía fueron testigos de un acontecimiento que ha
llenado de gozo a la Compañía de Jesús en Venezuela.
Durante la celebración, presidida
por el Padre Provincial Arturo Peraza, Isaac recibió de parte del Padre Fidel
Torres -maestro de novicios- un crucifijo que le acompañará en el camino como compañero
de Jesús al servicio del Reino.

Para el Padre Provincial, el noviciado
es un espacio que permite una mayor intimidad con Dios, lo que conlleva, al
mismo tiempo, a un mayor conocimiento personal. Destacó varios elementos que,
en el camino, van definiendo la vocación: conocer la misión de Jesús, los
posibles modos de nuestra participación en esa misión, el papel fundamental que
tienen los otros en ella –principalmente lo más necesitados-, la
correspondencia que tiene nuestra experiencia de fe con la lucha por la
justicia y la paz, la fraternidad como elemento clave que debe caracterizar
nuestra vida cotidiana.
Al cierre de la Eucaristía, un
tanto tembloroso y con voz entrecortada, Isaac expresó su acción de gracias al
Señor por la compañía que éste le ha brindado siempre y, particularmente,
por todo lo que le permitió vivir como novicio. Dio las gracias a su familia, a
los jesuitas, a las Hermanas de Cristo Rey y al Movimiento Apostólico Cristo
Rey (MACREY), a la comunidad barquisimetana de Tapa de Piedra (donde realizó
pastoral los fines de semana) y a sus hermanos novicios por la experiencia
compartida. Por su parte, miembros de MACREY y de Tapa de Piedra agradecieron,
visiblemente emocionados, la presencia de Isaac en sus vidas.
Y así, entre lágrimas y sonrisas, entre oraciones y
cantos, entre aplausos y abrazos, entre felicitaciones y buenos deseos, cerró
una etapa en la historia vocacional que, de cara a Dios, va viviendo Isaac,
historia sobre la que, a partir de este día, comienza a escribirse otro
capítulo. Para Isaac Velázquez, compañero de camino, oraciones y bendiciones
hoy y siempre.
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