Los beneficios de mejorar en la educación

Entonces, al final de mi experiencia
con las olimpíadas de castellano y matemáticas efectuadas este año ¿qué creo
que recoge este método que permite sanar y encaminar a la sociedad? Puentes. Veo
que concentrando un gran esfuerzo en la educación se crean puentes que
traspasan fronteras: políticas, económicas, religiosas y culturales. Son vías
que favorecen el encuentro entre quienes comparten una necesidad en común. Puentes
que conectan entre sí a niños, profesores, familiares, funcionarios, párrocos,
colaboradores y voluntarios. Puentes que permiten llegar a contemplar la realidad
del otro y por ende animan y sacan a muchos de ese estado de shock en el que viven.
Así que ánimo, continuemos multiplicando experiencias como estas.
La educación hoy
Vamos a partir de la situación actual,
por los resultados obtenidos en las olimpíadas de este año en los estados
Monagas y Sucre −el número de niños que alcanza el nivel olímpico en castellano
y matemáticas disminuyó considerablemente−, a pesar de que puede ser arriesgado
decirlo, la educación en Venezuela está en crisis. Incluso el Estado reconoce ésta problemática y
por lo tanto ha impulsado la Consulta Nacional por la Calidad Educativa. Un
plan que comenzó el pasado 23 de abril con el fin de abrir un gran debate
nacional sobre cómo mejorar, en conjunto, la educación en Venezuela.
Es cierto que aumentó el número de
niños y niñas en la primaria, pero también es cierto que se ha debilitado la
eficacia del sistema educativo, por ello, el interés del Estado en emprender
acciones al respecto. Pero, mejorar la calidad educativa no implica solo mayor
inversión económica en el sistema −ya que así se suelen solucionar los
problemas−, tampoco pretendiendo imponer un nacionalismo con bailes, carteleras,
proyectos y “actos culturales”, sino que amerita el desarrollo de métodos
acordes al entorno y en respuesta a las necesidades de la gente.
Más olimpíadas
¿Por qué más olimpíadas? Ya lo decía,
para conocernos más y mejor. Experiencias como éstas permiten formar relaciones
entre todos los que participan. Relaciones que dan apertura a la comunicación,
herramientas para el diálogo y abren oportunidades para conseguir ayuda.
El profesor tiene una idea más clara de
los frutos que obtiene por las estrategias de formación que emplea con sus
alumnos, el alumno se hace consciente de sus deficiencias, los padres y
representantes reflexionan y ven el compromiso que deben asumir en la educación
de sus hijos, el funcionario del Ministerio advierte los resultados del trabajo
que viene desarrollando, los párrocos –muchas veces el contacto local para
organizar las olimpíadas en comunidades rurales− tienen una idea más clara del
compromiso que como iglesia deben asumir en la construcción de una sociedad cada
vez más justa, los colaboradores y voluntarios se acercan a una realidad muchas
veces desconocida para ellos y gracias a éste tipo de experiencias se ven
motivados a continuar con su servicio.
En fin, el impacto y el beneficio
que se genera en las personas impulsa el crecimiento no solo particular sino
también a nivel institucional y social. Porque se van tejiendo redes, contactos
que andan poco a poco y con esfuerzo generando un capital invisible pero
invalorable, la confianza. Este valor invaluable hoy en día permitirá que el
extremo desilusionado con el futuro del país y el extremo de quienes mantienen
la esperanza se junten para alcanzar un mismo fin, mejorar la educación.
Un remedio para todo mal
Hay males que afrontar, hay muchos
que pueden no entender el bien al que conlleva la realización de las olimpíadas, o
pueden incluso considerarlo una amenaza ya que lo ven como una evaluación –una
condena− hacia su labor o simplemente como más trabajo. Entonces, el problema es
que éstas personas, muchas veces con poder, pueden llegar a impedir la implementación
o continuación de estos proyecto. Por lo tanto, las olimpíadas de castellano y
matemáticas necesitan más difusión, mayor incidencia.
Pensando en el futuro
Es preciso mostrar el interés que los
niños y niñas demandan. He visto que los responsables de la educación para los
más pequeños tienden a resaltar las debilidades del sistema −incluyendo los
padres y representantes−. Son esos los síntomas de un pesimismo agudo, una
desmoralización contagiosa que afecta también a los estudiantes. Mas he comprobado
que con las olimpíadas de castellano y matemáticas si bien se tiene información
para hacer visibles las fallas también se plantean estrategias al respecto, se
cuenta con cifras y datos estadísticos que sirven para resaltar los logros
alcanzados por todos los involucrados, y además se aprovecha ese espíritu de
competencia que tanto atrae a los niños y logra captar su atención en un
objetivo, contrarrestando así las causas de su apatía.
“Los niños y niñas exigen bastante”. Esto me dijo una profesora. Pues creo que ella ha trabajado mucho por esos
niños pero necesita apoyo. “La calidad de la educación en Venezuela era mejor
cuando existían las Escuelas Normales”, comentaba un sacerdote. Por ello, creo
necesario empezar a mejorar la formación de los educadores, no vale solo con tener
el título de licenciados.
De manera que las olimpíadas de
castellano y matemáticas, con seguridad, son una práctica que necesita extenderse
por todo el país y así se ha hecho durante 26 años desde que inició el proyecto.
Pero no solo basta con esto, para continuar apoyando este gran esfuerzo, desde
el salón de clases se debe continuar desarrollando la creatividad, no limitarse
al uso de las herramientas que el Ministerio de Educación ofrece sino que
requiere conquistar este y otros métodos alternativos; manejar con variadas
técnicas el contenido que las diferentes áreas merecen en cada etapa de
formación según los especialistas y las necesidades actuales.
A continuación, algunos métodos que
compartieron conmigo docentes con años de experiencia en el aula y que pueden
ser implementados sistemáticamente: el debate; la competición, no tener miedo a
la hora de reconocer y felicitar a los mejores, en un ambiente sano y en donde
se muestre el interés del formador por mejorar el rendimiento de los alumnos con
el tiempo será evidente el progreso de todos; prácticas evaluadas diariamente, incluir
en el horario y asumir como un
compromiso el contar con un espacio para la práctica de la lectura y la
resolución de problemas matemáticos; y finalmente buscar apoyo en el trabajo
que desarrollan los orientadores o también ayuda con especialistas en áreas
como matemáticas, literatura, psicología u otras ciencias.
Un secreto de las olimpíadas y de
nuevas estrategias dentro del salón de clases es que actúan como un incentivo
para los niños. Es fundamental para ellos y les despierta el ánimo afrontar un reto
claro. Cumplir una misión se va haciendo un hábito.
Mente + corazón + trabajo = mejor educación
En fin, los pasos que requiere
emprender la sociedad venezolana para enfrentar y superar la realidad que vive
merecen valerse de la razón, del amor al prójimo y del actuar mancomunado. Es
decir, conscientes de su responsabilidad cada ciudadano debe sumar en su rutina
más imaginación, más corazón y más trabajo enfocado en los niños para obtener
como resultado una mejor educación.
Encontrándose todos en el mundo de la enseñanza
primaria los venezolanos edificarán los puentes que abrirán las puertas a una
solución positiva. Las matemáticas no mienten.
José Manuel Gómez González
05 de julio de 2014
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