
Desde el día 8 de
diciembre del año 2017 realicé la experiencia de hospital en el Pequeño
Cottolengo, ubicado en el Manzano, Barquisimeto; obra que la llevan nuestros
hermanos Orionistas. Para mí fue una experiencia retante ya que nunca había
estado en un lugar así. Llegué con muchas expectativas y ganas de encontrarme
con el Dios de la Vida.
Una frase que me marcó mucho al momento de llegar al Pequeño
Cottolengo fue, “Muchachos, Abran sus mentes” dicha por una de las personas que
ahí labora; frase que agradezco de corazón porque me permitió descubrir que en
cada persona que está en el pequeño Cottolengo, tanto residentes como
trabajadores, que allí está Nuestro Señor Jesús.
Experimentar bañar a los muchachos, cortarles el
cabello, afeitarlos, darles de comer, jugar con ellos, en definitiva, darles mi
muestra de cariño me hacía recordar el evangelio de Mateo 25, 40 "En verdad os digo que cuanto hicisteis
a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
Y no solamente
estaba con los muchachos residentes, también estaba con el personal de la cocina,
con el personal de mantenimiento, con el personal administrativo en donde me
colocaba a la orden de ellos para ayudarlos en sus tareas, tarea que hacía con
mucho agrado.
Esta experiencia de hospital me ayudó a seguir discerniendo y madurar mi
proceso vocacional, a reconocer la presencia de Papá Dios a lo largo de mi vida
y a crecer tanto personal como espiritualmente. Encontrarse con Papá Dios a
través de tantas personas ayuda a reconocerlo como un Dios de Vivos, que a
pesar de las dificultades se manifiesta para nosotros y por nosotros, es por
esto que le digo a cada joven que se está pensando la vida religiosa, que no
tenga miedo en dar el paso al llamado que Papá Dios les hace en esta realidad
Venezolana.
Felipe Ruiz NSJ
Hermosa y retante experiencia que recuerdo aun con mucho cariño. Gracias por compartirlo.
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