José Manuel Gómez González
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Jóvenes de Huellas |
Fue entre los meses de febrero y
marzo cuando viví mi quinto momento de probación como novicio jesuita. Esta vez,
quiero contarte que el destino de misión fue el
estado Zulia y tuve como objetivo compartir desde el salón de clases con
jóvenes de bachillerato tanto en colegios de AVEC1 (Colegio Gonzaga2,
Colegio San Antonio y el Colegio Javier), como en escuelas de Fe y Alegría (Nueva
América, Nueva Venezuela y Dr. Luis Razetti).
Hoy, en tiempo de Pascua y finalizada
la experiencia estoy de vuelta en casa; he regresado con el mismo ánimo con que
vine el año pasado de mi labor en Monagas –acompañé al P. Wyssenbach S.J. en las olimpíadas
de castellano y
matemáticas – pues en
aquella oportunidad culminé mi primer contacto con el mundo educativo
invitándote a sumar en la rutina diaria más
imaginación, más corazón y más trabajo para transformar la desordenada
situación que atravesábamos como sociedad.
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Profesores del Colegio Gonzaga |
Sin embargo, en este momento las
cosas no han mejorado, no solo en Venezuela sino en todo el mundo: más violencia,
injusticia, hambre y guerra. Por eso, debo insistir en que es necesario que
inviertas más de tu tiempo en el obrar bien para los demás, de manera que juntos
alcancemos un mayor bienestar, pero sobre todo encaminado en favorecer a los
más afectados, los más pobres.Te comento que el modo de hacerlo
está en el encuentro con el otro.
Como muchas veces habrás escuchado, es necesario salir de sí.
¿Por qué? Porque allí está el secreto.
El tesoro escondido son esos vínculos que se gestan al dejar nuestros propios
intereses y que se fortalecen al comprometernos
con quienes compartimos diariamente nuestras vidas, alegrías y
tristezas.
¿Por qué lo digo? Porque
durante estos meses me he topado con un sinfín de alumnos y
profesores que se involucran con la realidad, sujetos comprometidos con una
misión, historias cargadas de fe y esperanza; estos hombres y mujeres, siempre
en búsqueda de nuevos retos, conviven siendo portadores de paz y alegría. Al
final, me demostraron con sus testimonios que forjando entre sí lazos fraternos
logran emprender acciones que literalmente ayudan a salvar muchas vidas.
¿Cómo lo logran? Cada uno tomó la decisión de entregar su vida por
los demás y en conjunto encontraron vida nueva, el alimento verdadero, la
comunión con el Padre. Como miembros de una sola familia se ayudan mutuamente a
sobrellevar los problemas ya sean simples o complejos –no huyen del peligro–; se
reconocen como hermanos convencidos de que en la escucha está el milagro de la
sanación; y como hijos del mismo Dios se organizan para crear espacios de
refugio y acogida para celebrar. Estas personas de las que te hablo hoy forman
parte de: movimientos juveniles, equipos pastorales, Institutos religiosos,
diversas ONG3, voluntariados, fundaciones, comunidades de vida,
grupos de catequistas y ministerios parroquiales, todos de alguna u otra manera
relacionados con el mundo de la enseñanza.
Lánzate a experimentar nuevas
formas de amar sintiéndote parte de un cuerpo formado por otros con quienes tienes
un objetivo en común, busca y encontrarás un lugar en donde te sientas en paz y
deja que Dios actúe en ti. ¡Vamos! Pon más
imaginación, más corazón y más trabajo enfocado en el felicidad de otros para
que, junto a Jesús, participes de un proyecto posible, de una vida nueva, de una
vida colmada de amor.
“El que hace la verdad va a la luz,
para que
se vea que sus obras han sido hechas en Dios”. (Juan 3,21)
1 AVEC, Asociación
Venezolana de Educación Católica.
2 Colegio Gonzaga,
Colegio de la Compañía de Jesús en la PROVINCIA DE VENEZUELA.
3 ONG, Organización
no gubernamental.
Chévere! :)
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