“Sólo y a pie”,
sin tener la intención de compararme con aquel Peregrino, es quizás la mejor forma de definir lo que ha sido hasta
ahora mi experiencia pastoral en la comunidad de “Entrada de Piedra Colorada”,
experiencia de por más increíblemente enriquecedora.
Ya sea por la
distancia entre las casas, los diversos compromisos ya establecidos con la
comunidad, (el catecismo para la Primera Comunión o la celebración de la
palabra), o el simple hecho de ir “solo y
a pie”, frecuentemente me es imposible visitar a todas las personas con las
que he ido estableciendo contacto, sin embargo al mismo tiempo soy consciente
que es Dios quien debe marcar los ritmos de mi labor pastoral y no mis planes
personales.
De las muchas y
diversas actividades que intento emprender buscando entender y atender las
necesidades de la comunidad, llevar la comunión a los enfermos y a aquellas
personas que por su situación particular no pueden abandonar su casa goza de
mayor prioridad, pues me permite demostrar, con evidencias, que a pesar de
todas las tribulaciones, Dios nunca olvida a los más necesitados, y siempre se
sirve de instrumentos para visitar a quienes están dispuestos a recibirlo.
La cercanía con
los enfermos, el compartir el evangelio en las celebraciones de la palabra cada
domingo, y las visitas casa por casa han enriquecido profundamente mi proceso
vocacional, ayudándome no solo a enamorarme cada vez más del Dios encarnado que
me acompaña en cada visita a la comunidad, sino además me ha ayudado a abrazar
mi trabajo misionero y el modo de proceder de la Compañía de Jesús. J. Alfredo N.S.J.
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